
Por otro lado, es muy importante la fertilización, sobre todo en las primeras fases de crecimiento. Los fertilizantes se deben aplicar antes de la floración y cuando el fruto se encuentra medio maduro, pero nunca antes de la floración. Asimismo conviene aplicar abonos o materia orgánica debajo del árbol.
En lo que al riego se refiere, hay que tener presente que los frutales jóvenes son más sensibles a la sequía y deben ser regados diariamente especialmente en las épocas más secas del año. Además hay que tener extremo cuidado con las plagas y enfermedades que pueden afectar al crecimiento de los frutales, para lo que es necesario practicar una correcta higiene agrícola plantando árboles que se encuentren sanos y removiendo los árboles frecuentemente para que caigan los frutos infectados. También es muy útil eliminar las ramas muertas del frutal, para evitar plagas y enfermedades.
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