
En cuanto a la siembra hay que tener en cuenta una serie de factores para conseguir un establecimiento rápido y seguro. En primer lugar, es necesario que las raíces reciban luz solar directa, para evitar la deshidratación del frutal. Para ello, hay que cavar un hoyo lo suficientemente hondo y colocar en él abundante fertilizante. Mientras se sostiene el árbol, convenientemente erguido para plantarlo, hay que tapar el hoyo con tierra mezclada con fertilizante o abono.
Por último, a la hora de plantar varios árboles frutales, hay que tener presente el espacio necesario entre ellos con el fin de que su desarrollo sea óptimo. Este espacio dependerá del tipo de frutal y de si los árboles anteriormente plantados son adultos. Así, por ejemplo, algunos tipos de cítricos requieren un espacio de al menos 1,5 metros entre ellos. Cuando se hace un cultivo intercalado, de distintos tipos de frutales, hay que aumentar la distancia entre ellos
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